Estuve muchos días callada en este blog y es que fue acabar el undoukai de Yuna, empezar Hideo su semana de vacaciones de octubre y marcharnos a Okinawa como teníamos planeado.
Y en un tris estuvimos para no ir y es que durante ese fin de semana Japón tuvo la visita del tifón 18. Atentos estuvimos a su trayectoria y suerte tuvimos al final pues pasó por Kantō el lunes 6, justo el día antes de partir.
El día 7 amaneció bastante claro y tuvimos un buen vuelo hasta Naha. Nuestra estancia e impresiones ya las iré relatando poco a poco pero decir que Okinawa me dejó un gran sabor de boca aunque me quedé con las ganas de más, y es que aunque tuvimos suerte en no tener tifón durante esos días, el tifón 19 se estaba acercando y pillamos algo de lluvia y viento, no muy fuerte pero algo molesto, sin llegar a impedirnos visitar los lugares que teníamos en mente. Eso si, me quedé sin playa, por lo que ahora, viendo que en Okinawa el tiempo está chulo, le digo muchas veces a Hideo que lo dejo con los niños y me voy yo de vacaciones unos días 😜
Aquí me vengo yo (playa al norte de la isla de Okinawa, cerca del Okinawa Churaumi Aquarium)
Y nuestra estancia acabó el viernes 10, con el tifón 19 a las puertas del archipiélago. Retraso de más de una hora en el despegue del avión, pues iban lentos esperando momentos propicios con ráfagas de viento ya fuertecitas. Y tan fuertecitas, pues es el despegue más movido que puedo recordar. Suerte que ambos niños dormían (durante toooodo el trayecto, una maravilla) y no se dieron cuenta de lo cagada que iba mamá, y de como su papá le daba la risa al ver mi cara 😒
El avión no es lo mío, no señor…
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